jueves, 17 de abril de 2014

Mi imagen, esa fugitiva


Mi imagen impresa en el recuerdo se ajusta mal a la de esta persona que me observa.
Mi rostro (que conozco de siempre) difumina sus rasgos y huye, dejándome en la duda de quién soy.
Bajo algunas arrugas, allá al fondo, aún encuentro escondida a la niña que jugaba en la playa... Me mira con un gesto que reconozco (un gesto que tengo todavía, dulcificado por el paso de los años y por el azogue desgastado del espejo) y se aleja buscando el susurro del mar. 
Se aleja...

martes, 15 de abril de 2014

Pasa la noche


La noche pasa, la vida pasa y yo escribo como si tuviera que despedirme. 
A estas alturas, he perdido a muchas personas que quería. He pasado por millones de  grandes y pequeños fracasos, he cometido muchos errores y he tenido algunos aciertos. 
Bajo el signo del insomnio, pienso en el gran acierto de vosotros, mis amigos.
Ahí estáis. A unos os tengo desde que era pequeña, a otros os he ido encontrando a lo largo del camino, otros acabáis de llegar a mi vida...
En mis momentos peores,  en mis tramos más oscuros, habéis sido un punto de luz y la mano que me llevaba hasta la salida del laberinto, como a una niña asustada. Cada vez que me he lanzado al vacío como una loca, habéis sido la red que no dejaba que me estrellara. 
Me habéis visto sufrir enormemente.
Ahí estáis también cuando sonrío y abrazo la vida, cuando me río por nada, cuando lloro, cuando canto (tan mal, que sería comprensible que huyerais), cuando cuento sin gracia chistes que no recuerdo. Cuando digo tonterías y cuando reflexiono seriamente. Cuando me enfado, cuando bailo como si estuviera sola en el mundo y cuando quiero hacer la revolución. 
Estáis en mi bando en todas mis batallas, aunque las sepáis perdidas.
Me habéis acompañado en caminos muy difíciles,  hemos hecho juntos viajes personales profundos, a veces desgarradores. 
Mil veces me he muerto y he resucitado. 
Y siempre os encontré para poder seguir adelante... 
Amanece y os doy las gracias.
Gracias, amigos. 

lunes, 14 de abril de 2014

Eliminar


Ayer pulsé eliminar sobre el fajo de cartas. 

Luego, otro clik y salieron de la papelera. 

Miré al miedo de frente y le di al botón: una vez, otra vez... 

No pasó nada extraordinario. Los planetas siguieron sus órbitas normales, lo he comprobado.

Pero hoy, todas esas conversaciones amorosas flotando por ahí arriba, forman una espesa manta que no deja que el sol brille como suele... en un rato se habrán fundido como alas de Ícaro.

Ya no dependo de esas palabras.

sábado, 12 de abril de 2014

Sábado en grises


Se despierta a las siete. Demasiado temprano
para un sábado en grises.

Se pasa a ver si hay carta en el ordenador:
un sobre avisa que sí.
Echa en falta rasgar el papel
y estrujar los pedazos.
Dar a eliminar no basta.

Vuelve a la cama sorteando zapatos
dispersos. Trata de dormir un rato,
se levanta, se viste, baja al perro... 

El hombre del quiosco se restriega los ojos
al verla aparecer tan gris y tan temprano.

Llueve, se moja, le da frío
se siente frágil como si fuera a diluirse
en un poco de agua.

Luego el día lo pasa así: 
medio con frío, medio con desaliento
buscando alguna excusa para sentirse
o casi enferma o casi triste...
las dos sensaciones juntas le parecen un exceso
y un derroche.

jueves, 10 de abril de 2014

Café solo

- ¿Café?
- Solo, sí... 
- ¿Estás bien?
- Pst... normal. Duele, pero puedo aguantarlo.
- Y... ¿Qué vas a hacer?
- No... Nada. Dejar que siga doliendo.
- Las ausencias duelen.
- Si... 
- Podrías llamarlo...
- No.
- ¿por orgullo? 
- No... es que creo que duele menos así.
- No entiendo.
- Que hay presencias que duelen tanto…
- Ah... Entonces... Café solo, te lo traigo ahora mismo.