jueves, 31 de julio de 2014

Ejercicio de enajenación


Un sentimiento de cansancio parece invadirlo todo,
pone polvo de fracaso en los rincones más recónditos 
del alma.
Es difícil escapar a la inercia absurda de lo cotidiano... 
Te miras al espejo y eres de repente un desconocido,
un extraño desalentado a quien intentas observar
y a veces intentas querer...
Pero el desconocido no espera nada de ti, 
sólo que lo dejes en paz...
y que una amnesia caiga sobre la realidad
como manto de arena compasiva.

viernes, 25 de julio de 2014

Crónica inexistente de Terradillos de los Templarios


Cuando el autobús me soltó en medio del páramo, de forma simultánea me golpearon el viento y el vacío. Alrededor de mí y de mi mochila (que el conductor echó al suelo, al tiempo que cerraba de golpe el portalón del maletero) unas calles desiertas, con casas oscuras de puertas cerradas. 
Eché a andar por una cuesta abajo, sin más criterio que no tener que subir, y llegué a un albergue: lleno total, imposible quedarse, ni siquiera en una colchoneta en el suelo. Me indicaron otro en las afueras, cerca de donde me dejó el autobús (subiendo la cuesta, naturalmente). Una chica italiana, único ser vivo en la calle, me dijo que en ese albergue tampoco había sitio porque el viento frío había hecho que se quedasen en el pueblo más peregrinos de lo habitual, tratando de evitar los embates de esa tarde inhóspita. Fuí a la iglesia, por si estuviera abierta o hubiera algún atrio donde pasar la noche, pero (igual que las casas) estaba cerrada a cal y canto. 
Eran las 18,10 h. y las rachas de viento soplaban cada vez más fuertes. Miré unas hojas impresas de la Guía del Camino -cortesía de Eroski- y vi que el próximo albergue estaba a unos cuatro km. hacia el oeste. Cargué la mochila y eché a andar pegada a las casas de paredes de adobe. Entre el marrón del barro asomaban hilos de paja dorada que brillaban con la luz del atardecer: era un efecto muy bonito, quizá la única nota de color alegre aquella tarde. 
No vi abrirse ni siquiera una ventana mientras salía por la misma calle por la que entré.
Me sentí como una de esas visitas inoportunas que llegan con pasteles a una casa ajena un domingo por la tarde. 
Volveré cualquier día por allí. Me gustaron esas paredes adustas bordadas con pajitas doradas.

Ahora, en esta tarde sedentaria y sometida al tiempo que marcan los relojes, echo en falta la sorpresa permanente, llegar a lugares extraños a cualquier hora, depender de mis piernas, de mi mochila, de la amabilidad de los desconocidos...


miércoles, 23 de julio de 2014

Palabras que arropan


No. Yo no necesito que me cubran con cálidas palabras
ligeras como edredones.
Ni cuidadosos susurros de flor de invernadero.
Necesito palabras sinceras y claras, aunque su tacto en la piel sea más áspero
palabras que salgan del corazón y caminen sin miedo  
que tiendan puentes entre nuestros mundos de cartón
que nos ayuden a entender (nos)

martes, 22 de julio de 2014

El miedo y yo


Esta tarde me propuse visualizar el miedo. 
Lo encontré fácilmente en una de sus formas habituales.
Me miró... Lo miré... 
Lo miré y me di cuenta de que es algo demasiado ridículo como para temerle. 
Me acerqué a él. Le planté cara. Le dije que no le temía.
El miedo bajo la mirada, hizo como que buscaba algo en el suelo y se escondió tras la buganvilla blanca. 
No se dio cuenta de que yo estaba aterrada y que no puedo asustar a nadie.

lunes, 21 de julio de 2014

Mi amigo me contó


Mi amigo me contó un sueño extrañísimo que había tenido la noche anterior. 

En su sueño había muertos que habitaban un planeta morado, hermanos siameses que se odiaban, mujeres hermosas y desdichadas, hombres seductores que enseñaban sus cicatrices, pistoleros que atravesaban en el aire un dólar de plata, pozos envenenados, cabras flacas en un oasis, cartas misteriosas que nadie leía, pájaros azules, desertores, sonatas de Mozart, tormentas de arena, seres despiadados que lloraban por amor antes de arrojarse por un terraplén inmenso...

Nadie cuenta las cosas con más entusiasmo que él ni con más habilidad narrativa. 
Yo me cambiaría por él sin dudarlo. 
Porque yo soy un ser vacío, un tipo oscuro y huraño, sin imaginación ni ideas ni sueños que contar. 
Cuando colgué el teléfono, la habitación se quedó tan muda y tan oscura como yo mismo.
Vamonos, le dije a mi perro con un gruñido. 
Al pasar por delante del espejo del pasillo vi reflejado a Akio con las orejas tiesas, moviendo el rabo contento y sujeto a su correa roja. 
No había nada más en el espejo. Yo no estaba al final de la correa. Hasta ese punto he desaparecido.

domingo, 20 de julio de 2014

Intento


No fue posible que combinaras con mi vida:
no combinas con mi pelo recogido
con mis vaqueros gastados
con mis sandalias de cuero
con mi vida a la deriva y
con mis ganas de saltar por la borda a cada paso
con el lado kamikaze de mi alma
con las rarezas de alegría que me hacían reir a deshoras
con mis faros amigos para llegar a puerto...

Yo no combinaba con la tuya.

Me voy. 
Me llevo mis fantasmas en la mochila.
Nunca conocí a los tuyos... 

sábado, 19 de julio de 2014

Entre la palabra y el silencio


Lo peor es querer gritar y no poder por imperativo educacional 
(y tantas veces hay que gritar aunque sea para adentro)
Pero también es lo peor sustituir un buen enfado por una sonrisa cortés fría como un témpano y punzante.
Y lo peor es sentir un indignado cabreo y cambiarlo (en modo automático) por una pena sosa.
Y renunciar a mi tiempo de libertad por sentirme útil (ese gran lastre mío, la utilidad).
Y que entre las palabras y los silencios se adense el vacío entre nosotros.
Y que esta madrugada de sábado venga ya con vocación de pérdida (otra) y que haga calor y que los mosquitos patrullen concienzudamente cada centímetro de mi piel solitaria...
Lo peor es mirar atrás y encontrase el vacío.

viernes, 18 de julio de 2014

Mensaje


Siempre estoy contigo, y ese recuerdo cansa...
Quiero irme de viaje a algún sitio 
por esa manía mía de creer que si cambio de lugar 
salto a otra estrella. 
No me alejo de tí más de lo necesario para...
¿para qué? 
Para verme, quizá. 
Para encontrarme en un presente lejano 
de un tiempo feliz y compartido.
Espero tus señales.
Borro mis huellas.

jueves, 17 de julio de 2014

Tenemos besos pendientes


Tengo palabras atragantadas en la garganta: 
amenazan con ahogarme si no las escupo pronto.
Tengo algunas canciones por hacer, pero tropiezo 
en la noche que no llega 
y los acordes se me atascan en los dedos y se pierden
como un tonto domingo por la tarde. 

Hoy no tengo un sueño lleno de sol,
ni el café está caliente, ni el cigarrillo arde...
Ni arde el corazón.
(Sí. Tú y yo tenemos besos pendientes)

martes, 15 de julio de 2014

Variaciones sobre el mismo tema: yo



¿Por dónde caerá mayo a estas alturas?

Recuerdo aquellas citas que tensaban el estómago
y el vacío presentido
y el dolor que se adelantaba
como quien contrae el gesto antes de recibir el golpe...

Navegué demasiado en la inconsciencia
y naufragué (era inevitable).

Soy una estación de espera 
de muy pocas esperanzas.

lunes, 14 de julio de 2014

Desvaríos y caricias con el viento de levante


Pasó por mi cabello un roce leve.
Eran sus dedos, lo sé.

No insistas, Razón, con tus razones locas:
que es un engaño del viento del este
que él está al otro lado del mundo
que ya ni siquiera me ama...

No insistas, Razón, en tus desvíos.
Eran sus dedos, lo sé,
yo los conozco.

Traspasó el tiempo, los mares y todas las fronteras
para esta breve caricia solamente...
y desapareció.
De nuevo.

sábado, 12 de julio de 2014

Vértigo al borde del abatimiento


Hoy entra un sábado. 
Daría igual que fuera un lunes
es solo un nuevo día loco.
Hace tiempo que estoy desafinada y me muevo 
a pequeños impulsos.
O me muero a pequeños impulsos.
A veces vislumbro otra vida
una vida libre de mi trama de rutinas
de mis anzuelos habituales (tan punzantes)
y de mi absurda vorágine cotidiana...

Se desencadena en mí un vértigo insoportable
al situarme al borde del abatimiento
y mirar desde allí y ver los filos 
agudos del desencanto...

Un aire de desesperanza me toca el corazón...

Quiero entonces guardar y ordenar 
lo que no tiene orden posible ni baul que lo contenga:
algunos trazos y guiños que me dejó el Amor antes de irse.

miércoles, 9 de julio de 2014

Reflexión nocturna


En medio del desequilibrio del mundo
de los grandes discursos vacíos
y de todas las derrotas...
En medio de mi propia confusión 
aún puedo observar la belleza del espíritu
de determinadas personas,
una belleza que adopta distintas formas,
que no es absoluta y sin embargo
me reconforta y me siento feliz.
Es desconcertante que yo,
inquilino habitual de espacios solitarios,
reconozca, añore y aprecie tanto 
la sensación que me produce esa belleza.
Es la belleza de la bondad individual
que carece de explicación
de razones y de palabras.
Que sólo es.


martes, 8 de julio de 2014

Malas costumbres


Arrastro la mala costumbre de andar con bastantes malas costumbres. 
Por ejemplo, la costumbre de sentir dolor, un dolor paralizante, ante determinadas cosas.
La costumbre de no saber defenderme.
La costumbre de darle vueltas y vueltas a hechos que no tienen remedio, como un burro en una noria, para terminar (mareada y aturdida) viendo que, como siempre, la cosa sobre la que yo giraba ciegamente sigue en su sitio, ajena a mí y a mis vueltas insensatas...  
Me digo por enésima vez y con la encendida convicción de siempre que hay cosas que son como son y que mejor sería asumirlo rapidito y mantener a raya la pena...
Ahora vuelvo a la cama, donde el aire salado de mi pecho se hace más amable y más fácil. 
Abro las compuertas.
Enciendo mi imaginación.
Y vuelo.