martes, 15 de abril de 2014

Pasa la noche


La noche pasa, la vida pasa y yo escribo como si tuviera que despedirme. 
A estas alturas, he perdido a muchas personas que quería. He pasado por millones de  grandes y pequeños fracasos, he cometido muchos errores y he tenido algunos aciertos. 
Bajo el signo del insomnio, pienso en el gran acierto de vosotros, mis amigos.
Ahí estáis. A unos os tengo desde que era pequeña, a otros os he ido encontrando a lo largo del camino, otros acabáis de llegar a mi vida...
En mis momentos peores,  en mis tramos más oscuros, habéis sido un punto de luz y la mano que me llevaba hasta la salida del laberinto, como a una niña asustada. Cada vez que me he lanzado al vacío como una loca, habéis sido la red que no dejaba que me estrellara. 
Me habéis visto sufrir enormemente.
Ahí estáis también cuando sonrío y abrazo la vida, cuando me río por nada, cuando lloro, cuando canto (tan mal, que sería comprensible que huyerais), cuando cuento sin gracia chistes que no recuerdo. Cuando digo tonterías y cuando reflexiono seriamente. Cuando me enfado, cuando bailo como si estuviera sola en el mundo y cuando quiero hacer la revolución. 
Estáis en mi bando en todas mis batallas, aunque las sepáis perdidas.
Me habéis acompañado en caminos muy difíciles,  hemos hecho juntos viajes personales profundos, a veces desgarradores. 
Mil veces me he muerto y he resucitado. 
Y siempre os encontré para poder seguir adelante... 
Amanece y os doy las gracias.
Gracias, amigos. 

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