domingo, 29 de junio de 2014

Sombra


Una sombra se acerca a mi cama
estoy presa en una gran tela de araña hecha de trozos de tanza
en tonos variados: culpas, soledades, desquicies...
sé que no podré romper el entramado duro... y espero
la sombra es tenaz y perseverante, me dejo invadir por ella 
es mi propia sombra solitaria y perdida...
Me ha encontrado. 


jueves, 26 de junio de 2014

Intercittà


Estudiaba en Florencia con una beca. Los fines de semana hacía excursiones por la Toscana y sus ciudades. Un sábado, sin embargo, me fui a Roma con una pequeña mochila verde (ropa interior para un día, cepillo de dientes, dos libros...) porque venían unos amigos a pasar allí unos días a casa de otros. 
Cogí muy temprano un tren que enlaza dos de las ciudades más bellas del mundo: Florencia y Roma.
Había quedado con mis amigos a las once en la estación del Trastévere; yo llegué un rato antes y esperé. Esperé varias horas. Esperé. Hasta que supuse que había algún problema y llamé al número que tenía de los amigos romanos de mis amigos. Me dijeron que no habían podido salir de Madrid por problemas burocráticos y que yo podía quedarme en su casa si quería. Agradecí la oferta, pero decliné y decidí hacer sola la visita romana. Alquilé una habitación en la primera pensión que vi en el Tratévere: me gustan siempre más los barrios del "otro lado" de los ríos (Triana, Oltrarno, Trastévere, Malastrana...)

Pasar sola la tarde del sábado recorriendo Roma, sin orden y sin mapas, es vivir en la pura sorpresa de la belleza y de la historia. Comprar un etto de pizza y al volverme darme cuenta de que estoy frente al Colosseo; salir de una calleja para encontrar el Panteón (se me cayó el cucurucho de helado al suelo, casi caigo yo de rodillas ante la visión); parar en Piazza di Palazzo Chigi para hablar de política con tres perfectos desconocidos napolitanos; cenar un cannolo comprado en un puesto callejero, sentada en la escalinata de Trinitá dei Monti... Bromear con un carabiniere que me invitó a café ... 
Pasar la mañana del domingo moviéndome de forma errática y admirada por iglesias, palacios, plazas y calles; observar a la gente que camina como yo, conmoverme ante las columnas y templos caidos... Y salir corriendo para coger otro tren de vuelta a Florencia.
Hablar durante dos horas con un señor de Ferrara de la vida y de los problemas cotidianos que tenemos todos, mientras el tren iba despacio hacia el norte...

Bajé en la estación de Santa María Novella y volví a casa sintiendo el placer inmenso de mi visita en solitario.

sábado, 21 de junio de 2014

El viejo pescador




Hoy se ha muerto el viejo pescador.
Compañero de redes y de olas
fiel seguidor de rutas de salitre.
Tremendísimo ateo gran devoto
de la Virgen del Carmen, su patrona,
con quien surca las aguas esta tarde
como en días de fiesta.

Hoy las grutas azules guardan luto
se decreta silencio para las caracolas
el sol viste de nubes al pasar por la playa.

Se aleja solitario a bordo de su muerte
mar afuera.
No esperéis en el puerto, ya no vuelve
el viejo compañero.

martes, 17 de junio de 2014

Para J, porque sí


Querido J, desde los confines del tiempo aparezco en tu buzón sólo para decirte buenos días y que sigo por aquí. 
Seguir por aquí es tan interpretable como seguir por allí: en las coordenadas evanescentes del espacio virtual esos adverbios carecen de sentido indicador. En mi caso, estar por aquí es un indicador de cariño y de recuerdo.

No sé por donde empezar la carta después de tanto tiempo sin saber nada mutuamente: quizá estás en India, como tenías en mente; quizá te salió algo mejor en las cercanías de tu casa; quizá tu vida encontró otros derroteros...

Yo no puedo decir, como el verso de Gª Montero, "por la presente sabrás que mi vida empeoró...", sino que, afortunadamente, sigue igual (un igual pálido y plano, un igual a veces enervante...). 
Los días van y vienen y parecen siempre el mismo con otro nombre: una vez lunes, otra sábado (como el de hoy) pero son tan parecidos que apenas sé saludarlos por su nombre, con el mínimo de cortesía debido. 

Me gustaría contarte cosas de mi cotidianidad, cosas tontas como el florecimiento de las jacarandas, o el regreso de las palomas al barrio... Pero tal vez no te interesa esto y te lo cuento sólo porque es algo que destaca en el páramo liso del tiempo que me envuelve. La vida me deja en segundo plano. 
Quizá ya el protagonismo de las escenas nunca será mío, acabo de darme cuenta ahora mismo.

(¿Dónde andarás? ¿Y cómo? ¿Con quién? Esperaré noticias, aunque siempre me decepciona el tono lejano que empleas, como si estuvieras en Júpiter o por allí cerca. ¡Qué maravilloso regalo tuve con tu presencia en mi vida!) 

Tengo frío.

sábado, 14 de junio de 2014

Aire de gaviotas




"Renuncio a mi cuna de esparto y de salitre..."
J. A. Egea.

Soy de una estirpe de esparto y de salitre.
Materia erosionada del desierto 
y azules multiformes. Eso soy.

Crecí con la dureza del viento y de las piedras
en playas silenciosas.

¿Qué hago en esta ciudad?
no puedo conjugarla con mis manos de arena,
mis pies buscan las olas en el suelo de asfalto
y creo que los semáforos señalan 
la bocana de un puerto que no llega.

Creedme. Yo no sé respirar
un aire sin gaviotas.

jueves, 12 de junio de 2014

Última noche


La última noche (el último viaje)
dejó un hueco en mi pecho 
y una tormenta arrítmica.

Sueño a veces que alguien me quiere... 
Siempre despierto. 
Siempre.

martes, 10 de junio de 2014

Te quiero


Te quiero.
Esto es así. Lo es desde hace mucho tiempo, pero lo es de distinta manera cada vez. 

Unas veces es un sentimiento diáfano, dulce y alegre como una melodía de Mozart. Te siento tan cercano como el amigo necesario que eres y el mundo se convierte en el más habitable posible... 

Otras veces se abre un abismo bajo mis pies y es inútil querer saltarlo, a cada intento se agranda como por una maldición. Entonces la incomunicación se hace fuerte y pone zancadillas a las palabras, hasta que se nos caen de los dedos. 

No sé dónde queda mayo a estas alturas...
Pero te quiero.

sábado, 7 de junio de 2014

Ventanas de mi casa



Por la ventana de la cocina veo Marrakech:
la Giralda es la Kutubia coronada de campanas.

Desde el balcón de la sala veo Buenos Aires
o Nueva york, según el día:
el puente del Alamillo y la torre Pelli
(fantasmal, inacabada)
ponen el toque moderno
de gran urbe americana.

Por la ventana del dormitorio, mi favorita,
veo nubes navegando como barcos de humo
estelas de aviones que se cruzan
las luces delirantes de la tarde
el paso silencioso de la luna...

Mi piso periférico y proletario
(de clara vocacación cosmopolita)
se convierte ciertas noches 
en una nave espacial.

viernes, 6 de junio de 2014

Vaguedades


Llevo toda la mañana en casa esperando que me traigan un frigorífico que nunca llega. Es como si esperara a Godot pero en prosaico. Nunca llega y yo siento mis alas cortadas sin poder moverme. 

Veo de nuevo sus vídeos, escucho su música, leo sus comentarios... Me detengo en el de la chica que ama y que duerme tan cerca que escucha su respiración. Siento una incomprensible punzada de celos. 
Abro al azar libros que tengo cerca, encuentro el diario de Alejandra Pizarnik (Diarios) y leo cosas desgarradas de esta mujer que no soportó la vida, cosas como "la culpa está en la lila que no florece" o "...has llegado, has venido, te has apoderado de mis sueños más remotos..." 
Lo dejo en el estante, con cuidado. 

Se cae un cuadro africano que me gusta y se parte un listón del marco; lo pongo a la espera de arreglo bajo la escalera que no va a ninguna parte, con otros cuadros rotos o que no me gustan, pero que no sé deshacerme de ellos.

Y así pasan los días, sin saber deshacerme de tantas cosas...