sábado, 12 de abril de 2014
Sábado en grises
Se despierta a las siete. Demasiado temprano
para un sábado en grises.
Se pasa a ver si hay carta en el ordenador:
un sobre avisa que sí.
Echa en falta rasgar el papel
y estrujar los pedazos.
Dar a eliminar no basta.
Vuelve a la cama sorteando zapatos
dispersos. Trata de dormir un rato,
se levanta, se viste, baja al perro...
El hombre del quiosco se restriega los ojos
al verla aparecer tan gris y tan temprano.
Llueve, se moja, le da frío
se siente frágil como si fuera a diluirse
en un poco de agua.
Luego el día lo pasa así:
medio con frío, medio con desaliento
buscando alguna excusa para sentirse
o casi enferma o casi triste...
las dos sensaciones juntas le parecen un exceso
y un derroche.
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