Te quiero.
Esto es así. Lo es desde hace mucho tiempo, pero lo es de distinta manera cada vez.
Unas veces es un sentimiento diáfano, dulce y alegre como una melodía de Mozart. Te siento tan cercano como el amigo necesario que eres y el mundo se convierte en el más habitable posible...
Otras veces se abre un abismo bajo mis pies y es inútil querer saltarlo, a cada intento se agranda como por una maldición. Entonces la incomunicación se hace fuerte y pone zancadillas a las palabras, hasta que se nos caen de los dedos.
No sé dónde queda mayo a estas alturas...
Pero te quiero.
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