Llevo toda la mañana en casa esperando que me traigan un frigorífico que nunca llega. Es como si esperara a Godot pero en prosaico. Nunca llega y yo siento mis alas cortadas sin poder moverme.
Veo de nuevo sus vídeos, escucho su música, leo sus comentarios... Me detengo en el de la chica que ama y que duerme tan cerca que escucha su respiración. Siento una incomprensible punzada de celos.
Abro al azar libros que tengo cerca, encuentro el diario de Alejandra Pizarnik (Diarios) y leo cosas desgarradas de esta mujer que no soportó la vida, cosas como "la culpa está en la lila que no florece" o "...has llegado, has venido, te has apoderado de mis sueños más remotos..."
Lo dejo en el estante, con cuidado.
Se cae un cuadro africano que me gusta y se parte un listón del marco; lo pongo a la espera de arreglo bajo la escalera que no va a ninguna parte, con otros cuadros rotos o que no me gustan, pero que no sé deshacerme de ellos.
Y así pasan los días, sin saber deshacerme de tantas cosas...
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