miércoles, 9 de julio de 2014

Reflexión nocturna


En medio del desequilibrio del mundo
de los grandes discursos vacíos
y de todas las derrotas...
En medio de mi propia confusión 
aún puedo observar la belleza del espíritu
de determinadas personas,
una belleza que adopta distintas formas,
que no es absoluta y sin embargo
me reconforta y me siento feliz.
Es desconcertante que yo,
inquilino habitual de espacios solitarios,
reconozca, añore y aprecie tanto 
la sensación que me produce esa belleza.
Es la belleza de la bondad individual
que carece de explicación
de razones y de palabras.
Que sólo es.


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