lunes, 14 de julio de 2014

Desvaríos y caricias con el viento de levante


Pasó por mi cabello un roce leve.
Eran sus dedos, lo sé.

No insistas, Razón, con tus razones locas:
que es un engaño del viento del este
que él está al otro lado del mundo
que ya ni siquiera me ama...

No insistas, Razón, en tus desvíos.
Eran sus dedos, lo sé,
yo los conozco.

Traspasó el tiempo, los mares y todas las fronteras
para esta breve caricia solamente...
y desapareció.
De nuevo.

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