lunes, 21 de julio de 2014

Mi amigo me contó


Mi amigo me contó un sueño extrañísimo que había tenido la noche anterior. 

En su sueño había muertos que habitaban un planeta morado, hermanos siameses que se odiaban, mujeres hermosas y desdichadas, hombres seductores que enseñaban sus cicatrices, pistoleros que atravesaban en el aire un dólar de plata, pozos envenenados, cabras flacas en un oasis, cartas misteriosas que nadie leía, pájaros azules, desertores, sonatas de Mozart, tormentas de arena, seres despiadados que lloraban por amor antes de arrojarse por un terraplén inmenso...

Nadie cuenta las cosas con más entusiasmo que él ni con más habilidad narrativa. 
Yo me cambiaría por él sin dudarlo. 
Porque yo soy un ser vacío, un tipo oscuro y huraño, sin imaginación ni ideas ni sueños que contar. 
Cuando colgué el teléfono, la habitación se quedó tan muda y tan oscura como yo mismo.
Vamonos, le dije a mi perro con un gruñido. 
Al pasar por delante del espejo del pasillo vi reflejado a Akio con las orejas tiesas, moviendo el rabo contento y sujeto a su correa roja. 
No había nada más en el espejo. Yo no estaba al final de la correa. Hasta ese punto he desaparecido.

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