jueves, 15 de mayo de 2014

Gaviotas


Me desperté sobresaltado en mitad de la noche.
Escuché...
Eran chillidos de gaviotas. Quería seguir durmiendo, pero mis sueños se llenaban de aves ofensivas, enloquecidas y gritonas. 
Al clarear el día decidí salir de ese duermevela inquietante a golpe de cafés y de un paseo tempranero.

La playa estaba cubierta de peces muertos. El mar era una balsa de mercurio y cada ola depositaba suavemente un nuevo cargamento plateado sobre la arena. En el horizonte se veían grandes barcos grises. Las gaviotas llenaban el cielo con júbilo de festín.
  
Me he encerrado en casa, pero la radio no emite nada desde hace días... y tengo miedo.

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